Fría, desamparada,
un simple murmullo de lo que fue,
un leve brillo de aquel precioso resplandor,
vagabunda de la noche.
Las estrellas, sus heraldas, escuchan su pena,
solitaria sin embargo, la luna yace.
Recuerdos de un tiempo mejor la atosigan,
la pena no vence al llanto,
el frío no congela su frío corazón.
Esperanza, ilusión, recuerdos.
Nuevo brillo, nostálgico pero arrebatador,
impaciencia, emoción...
El sol ha vuelto a iluminarla,
tímidos rayos que incitan a algo grande.
Su corazón esta encerrado,
capas de soledad y hielo lo cubren...
Existe la esperanza, sin embargo,
de que su príncipe vuelva a recuperarlo,
poseyéndola como la poseía,
amándose como se amaban.
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